jueves, 16 de octubre de 2008

sintomas de tendencia suicida en niños y jovenes



Con la ayuda de la familia y con tratamiento profesional, los niños y adolescentes con tendencias suicidas se pueden recuperar y regresar a un camino más saludable de desarrollo.
• Ensimismamiento, urgencia por estar sólo, aislamiento
• Mal humor
• Cambios de personalidad
• Amenaza de suicidio
• Entrega de las pertenencias más preciadas a otros
• Cambios en los hábitos de dormir y de comer.
• Retraimiento de sus amigos, de su familia o de sus actividades habituales.
• Actuaciones violentas, comportamiento rebelde, o el escaparse de la casa.
• Uso de drogas, o del alcohol.

• Abandono poco usual en su apariencia personal.
• Cambios pronunciados en su personalidad (parecen tristes, aislados, irritados, ansiosos, cansados, indecisos o apáticos)
• Aburrimiento persistente, dificultad para concentrarse, o deterioro en la calidad de su trabajo escolar.
• Quejas frecuentes de dolores físicos, tales como dolores de cabeza, de estómago y fatiga, asociados con su estado emocional.
• Pérdida de interés en sus pasatiempos y otras distracciones.
• Poca tolerancia de los elogios o los premios.
• Cambios en el comportamiento (falta de concentración en la escuela, trabajo o en tareas rutinarias, calificaciones que empeoran)
• Cambios en sus hábitos alimenticios (episodios de inapetencia o de bulimia)
• Cambios físicos (falta de energía, subir o bajar de peso repentinamente, falta de interés en su apariencia)
• Un cambio drástico en su vida o una pérdida de un ser querido (ya sea por causa de muerte, divorcio, separación o relación fracasada)
• Bajo nivel de autoestima (no sienten que tienen valor alguno, sentido de culpabilidad u odio hacia sí mismos
• Falta de esperanza en el futuro (sienten que nada va a mejorar, que nada cambiará
• Preocupación con la música, arte o reflexiones personales sobre la muerte

• Amenazas directas por suicidarse al decir cosas como, "¡Mejor quisiera morirme!" "Mi familia estaría mejor sin mí." O "No tengo razón para vivir." Estas amenazas hay que tomarlas siempre en serio.
• Quejarse de ser "malo" o de sentirse "abominable."
• Lanzar indirectas como: "no les seguiré siendo un problema", "nada me importa", "para qué molestarse" o "no te veré otra vez."
• Ponerse muy contento después de un período de depresión.

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